Si me dejas.
El vaho que desprendía mi boca empañaba la ventana del autobús. Ahí estabas tú, mirándome con indiferencia. Sentía como aquellos dardos que apuntaste una vez a mi corazón se acercaban hacia mí.
Pleno.
Te alejabas, me alejaba. La luz incandescente que veía en tus ojos se apagaba por momentos.
La noche me envolvía, sentí mi cuerpo disiparse en ella. La torre Eiffel y yo éramos sólo una y los sonidos tristes que provocaban aquellos violines me mecían, mientras mis ojos se perdían entre luces centelleantes.
Supe que el fin había llegado, te fuiste pero. Mejor no vuelvas.
«Un paso..» Algo se había roto.
Ciento veintitrés metros más abajo; París, recostada, mía. Y ese "algo" fuimos nosotros.
«Otro pasito.»
El dolor. El dolor que me provoca saber que ya no estás aquí, conmigo.
Ya no te veo, ni te siento. Tampoco sé si quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario