viernes, 17 de agosto de 2012


Sólo podía agachar la cabeza para que las personas que estaban a su alrededor no la miraran, para que no vieran esas lágrimas que habían recorrido todo su rostro.
Y miraba a la ventana, por una vez. Bah. Todo seguía igual. Mismas calles, misma mierda. 
Puede que estaba harta de esta sociedad o... cansada de su rutina, o quién sabe. Pero sólo lloraba. Quizá eran las miradas tristes en las personas, aunque nunca se fijó en la suya y. Y los "te quiero" que no vienen a cuento. 
Bajó de ese autobús lleno de ancianos felices, puede. Pero los veía así. Había bajado a toda velocidad, caminó lo más rápido posible, ya que correr no podía. Sí que quería huir, claro que sí. Pero pensaba que no era ese el momento.



Empezó la tormenta. Llovía con mucha fuerza y los truenos brillaban con tanta intensidad que. Que se sintió viva estando muerta. Pero sus heridas abiertas aún llenaban de sangre su cuerpo.

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